TEMARIO
MÁS ALLÁ DE LA TRIPLE CRISIS: ¿CONTINUIDAD O CAMBIO?
La historia refiere que en algún momento Albert Einstein dijo “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”. En esencia el mensaje detrás es la innovación. Esto a propósito de la triple crisis que estamos viviendo --económica, sanitaria y ambiental—nos lleva a hacernos la pregunta de la que esperamos obtener algunas respuestas en la Asamblea General de ALIDE, ¿Debemos continuar haciendo las cosas como las hemos venido haciendo hasta ahora o transitar hacia un cambio sí queremos lograr resultados diferentes desde el punto de vista del desarrollo humano? El Banco Mundial señala que tanto la emergencia sanitaria como la crisis económica mundial que ha generado la pandemia de COVID-19, han afectado a todas las personas en todos los países, alterando los medios de subsistencia y como consecuencia en 2020 la cantidad de pobres habría aumentado entre 119 millones y 124 millones. La economía mundial tuvo una contracción de -4.3 % en 2020, --en América Latina y el Caribe, la contracción sería de -6.9%--, y el PIB per cápita disminuyó un 3,5% en 2020, anulando con ello entre tres y cuatro años de avances en la reducción de la pobreza.
El año 2020 ha sido un caso muy singular, ha dejado un legado de efectos negativos, pero también trajo consigo cambios en la forma de realizar nuestras actividades productivas y de relacionamiento social. Por un lado, se fueron configurando tendencias que, pasada esta etapa, es muy posible que se conviertan en rasgos de las sociedades, como el teletrabajo, la digitalización de los procesos de producción, el uso intensivo de los medios de pago digitales, la demanda de productos y servicios por medios virtuales, la automatización y el uso de la inteligencia artificial, la banca digital; la educación y todas las actividades y funciones relacionadas con ellas, es decir, la digitalización y automatización de múltiples procesos, con los cambios que esto significa en términos de empleo y relacionamiento humano. Por ello es relevante preguntarse ¿cuál es la situación actual en cuanto a avances en los procesos de digitalización en los países? ¿Qué tanto han avanzado los bancos de desarrollo? ¿Cómo están apoyando a las empresas en la digitalización? ¿Cómo la digitalización esta transformando la economía y las relaciones de las organizaciones financieras y no financieras con sus clientes?
Ante la creciente preocupación por la ciencia, la tecnología y la innovación para la reactivación, el desarrollo sostenible y en sectores críticos, como por ejemplo, el sector salud, se abre también la oportunidad para fortalecer y ampliar los programas de la banca de desarrollo y, de esta manera, apoyar la creación de ecosistemas de innovación y la investigación, en particular, en el área de la salud; la revalorización de ciertos sectores como la agricultura en tanto proveedor de alimentos, y la reconfiguración de los sectores estratégicos para asegurar la continuidad del funcionamiento de las actividades productivas básicas. En esta línea de acción ¿Qué van a hacer las instituciones financieras? ¿Cómo los Estados van a apoyar en esta línea a las empresas? ¿puede esperarse que en América Latina haya un apoyo importante a la innovación y desarrollo tecnológico? ¿Qué se va a hacer en el sector de la micro, pequeña y mediana empresa? ¿tenemos identificados sectores con alto potencial innovador y capaz de incorporar los avances tecnológicos? ¿el sector salud tendrá prioridad en las políticas de investigación y desarrollo tecnológico?
En tercer lugar, se presenta la alternativa de vincular nuestras acciones con el desarrollo sostenible. “La evidencia muestra claramente que las políticas de estímulo amigables con el clima a largo plazo pueden ser muy efectivas y apoyar una recuperación rápida, crear empleos y conducir a una mayor inversión e innovación[1]”. Por ello, para los bancos de desarrollo comprometidos con el financiamiento ambiental, están ante la oportunidad de respaldar una recuperación sostenible. El apoyo a la eficiencia energética, energías renovables, infraestructura sostenible, agricultura y turismo sostenible, conservación de ecosistemas, bioeconomía, el desarrollo urbano, son objetivo de estas instituciones. Dados los avances que han realizado desde varios años los bancos de desarrollo cabe preguntarse ¿Qué tanto han potenciado sus programas de financiamiento ambiental las instituciones financieras de desarrollo? ¿Qué nuevos sectores o proyectos están apoyando? ¿Qué tan activos están en la captación de recursos de los mercados de capitales para financiar este tipo de proyectos? ¿Cómo esperan aprovechar el financiamiento ambiental para impulsar la reactivación económica?
[1] Dialogo del Nicolas Stern --autor del famoso Informe Stern sobre la economía del cambio climático, del 2006--, con Luis Alberto Moreno, en ese entonces presidente del BID. (mayo, 2020)